No hay artículos en el carro
No hay artículos en el carroLos cristianos de todo el mundo confían en el simbolismo mientras celebran las maravillas de Jesús y las promesas que Él hizo. ¿Qué mejor sirve para recordarnos de Su sacrificio que la Corona de Espinas que llevaba sobre Su cabeza? Mientras los legionarios romanos se burlaban de Cristo por su crucifixión, colocaron una corona en Su cabeza, aclamándolo como rey de los judíos. La corona no era dorada, incrustada con joyas, que habrían sido acorde con un rey. En su lugar, se formó a partir de una planta de tallo grueso y espinosa que creció en el desierto de Jericó junto al Mar Muerto, a solo treinta millas de Jerusalén. Esta corona estaba incrustada con algo mucho más precioso que las joyas: estaba incrustada con la sangre de Jesús, la sangre misma que derramó para redimir a su pueblo. La Euphorbia Milli, o corona de espinas, ha sido conocida en esta región durante muchos años como una hermosa planta ornamental, a pesar de sus densas espinas. Muestra esta auténtica corona de espinas como un recordatorio simbólico del sufrimiento que Cristo soportó. Ya sea como centro de mesa, decoración de pared o colocada en la parte superior de una cruz de madera de olivo, la corona de espinas crea una declaración definitiva de fe